¿Cómo y por qué del auge repentino del transgenerismo?

Desde que tropecé con este desconcertante asunto del transgenerismo, había tres cosas que me resultaban incomprensibles:
¿Cómo es posible que una exigua minoría de personas, que injustamente habían sido marginadas y víctimas de innumerables abusos, de pronto, estaban en el centro político de todas las naciones a nuestro alrededor y habían logrado hacer virar a la sociedad a su favor casi cómo religión?
Por qué se ha incrementado de forma exponencial el número de personas que se auto perciben transgénero? (aumentos de miles por cientos en una década).
¿Por qué ha cambiado el patrón de personas que buscan transformaciones médicas de sus cuerpos? Antes eran hombres adultos que padecían disforia de género desde que tenían conciencia de sí mismo, pero ahora desde hace una década aproximadamente, son mayoritariamente chicas jóvenes que nunca tuvieron incongruencia con su sexo hasta que llegaron a la pubertad.

Cuando pude superar a los tozudos buscadores de Internet, y dirigir bien mis preguntas, comenzaron a brotar los datos:

  1. Nace un negocio multimillonario
  2. Un grupo de activistas muy perspicaces.
  3. Toda ideología necesita una biblia.
  4. Mezclar, confundir y usurpar.
  5. Expertos en estrategia al servicio del lobby.

1. Nace un negocio multimillorario.

Según relata la periodista kajsa Ekis, en su libro Sobre la existencia del sexo, en Ámsterdam a finales de los noventa la endocrinólogas Henrriette Delemarre-van de Wall y Peggy Cohen-Kettenis fundaron una clínica de género bajo una perspectiva completamente nueva. Hasta ahora los precedentes se remontaba a los años sesenta, cuando algunos especialista habían abordado el tema del «cambio» de sexo desde la cirugía plática y solo en adultos.
Su enfoque era impedir el desarrollo sexual de los niños. Su primer caso definió lo que más tarde se daría en llamar el Protocolo holandés, y que es extendió rápidamente por Europa. El mencionado protocolo consiste básicamente en:
  • Administrar bloqueadores de la pubertad a los doce años.
  • Administrar hormonas sexuales cruzadas a los dieciséis años.
  • Cirugía de “cambio de sexo” total a los dieciocho años.
Curiosamente Cohen-Kettenis ocupó un cargo en le World Professional Association for Transgender Health (WPATH), lobby que publica las directrices para la atención médica de las personas transgénero.
La industria farmacéutica se interesó enseguida por esta nueva perspectiva de atención. Primero fue la empresa farmacéutica sueca Ferring, que empezó a financiar y patrocinar congresos con la participación estelar de las dos endocrinólogas, además de numerosos trabajos de investigación que solo enfatizaban los aspectos positivos de los bloqueadores.
La misma farmacéutica patrocinaba al colegio de ginecólogos de los Estados Unidos que convenientemente proclamó que la sanidad pública debía financiar este nuevo tipo de atención médica a las personas transgénero.
Poco después Ferring donó 250.000 libras al Partido Liberal Demócrata, que tres años después “exigió” el derecho de los niños trans a que se les recetaran bloqueadores de la pubertad.
Lógicamente otras farmacéuticas se apuntaron al carro del nuevo negocio, y se convirtieron en patrocinadores de estudios y congresos de “formación” en la nueva “medicina” transgénero.

A partir de aquí, ya voy teniendo respuesta a mi primera pregunta: Había aparecido un nuevo y lucrativo negocio para las farmacéuticas.

Poco después, el endocrinólogo estadounidense Norman P. Spack en 2007 abrió la primera clínica pediátrica, en el año 2021 ya había ochenta, y va en auge.
Un año después, Spack se lamentaba públicamente de que, con los precios de los medicamentos y tratamientos, era inviable prescribirlos mientras las aseguradoras médicas no aceptaran financiarlos.

Pero tanto Spack como Cohen-Kettenis y Delemarre-van de Wall ocuparon puestos en la Junta directivas de la Asociación Internacional de Endocrinología y consiguieron introducir los bloqueadores en los protocolos de atención a niños transgénero.

Cohen-Kettenis, además, desde su puesto en la Junta Directiva del lobby WPATH participó en la redacción de sus directrices, y los bloqueadores pasaron a formar parte de sus protocolos de atención.

En ambos casos, los estudios que supuestamente sustentaban los beneficios de los bloqueadores estaban basados en estudios de estos tres endocrinos que, a su vez, habían sido financiados por las farmacéuticas.
Cohen-Kettenis también fue referencia en la revisión y modificación del Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales a nivel internacional (DSM-5) llevada a cabo a primeros del siglo XXI, para asignarle una categoría propia a la disforia de género pediátrica.

Otras organizaciones internacionales fueron apoyando este nuevo enfoque, y finalmente, las aseguradoras comenzaron a costear los tratamientos.

Después de más de una década se han podido realizar estudios sobre las consecuencias de los bloqueadores de la pubertad, y los datos son escalofriantes.
Médicos y organizaciones internacionales de la salud han dañado a demasiados niños y, ahora, empieza a salir a la luz las crueles experiencias de aquellos que han logrado reunir el coraje de alzar la voz, muy a pesar de la presión que se ejerce sobre ellos para silenciarlos, son los llamados detransicionadores.
No existió el más mínimo rubor ante el conflicto de intereses de todos los agentes participantes en la creación y aplicación de este nuevo modelo de atención que supone la medicalización, de por vida, de niños y jóvenes. El negocio es el negocio.

Ahora van a por la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Entre finales del 2023 y los primeros días del 2024, un panel de integrantes y simpatizantes de las organizaciones que defiende la afirmación del género, vuelven a utilizar las mismas tácticas nada transparentes para intentar que la OMS incorpore, en sus protocolos, la atención de afirmación de género para los niños, a pesar, de que ya se está demostrando que son dañinos. No en vano, hay países que ya han prohibido estos tratamientos en favor de la psicoterapia y la prudencia, como son Reino Unido, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Francia, algunos estados de los EEUU… y seguirá creciendo, porque una atrocidad de este calibre no aguantará mucho más.
Según un análisis financiero de la Global Markets Isights el ritmo de crecimiento del mercado de la reasignación de sexo está considerado una muy buena inversión. Según su informe de enero de 2023, el valor estimado del negocio es de 623 millones de dólares estadounidenses, y han estimado que en el 2032 alcanzará los 1,9 millones.
Ante el interés de los inversores que patrocinan y financiación este nuevo y creciente negocio, siempre están los recogedores de nueces: activistas y políticos que acaban siendo el brazos armados de dichos intereses.

2. Un grupo de activistas muy perspicaz. La financiación hace al Lobby.

Sobre el año 2003, un grupo de activistas para la defensa de los derechos de las personas gay, lesbianas y con incongruencia de género en Canadá, se abre camino mediante proyectos aislados, para crear conciencia a favor de los dos colectivos que defienden.
Sobre el año 2006 el grupo canadiense capta la atención del multimillonario detrás de la fundación ARCUS y empieza a conseguir cuantiosas donaciones económicas1. Éstas les aportan una enorme capacidad para desplegar las mejores estrategias tendentes a imponer sus objetivos.

3. Toda ideología necesita una biblia: Los Principios de Yogyakarta.

El grupo define y consigue implantar en el imaginario de políticos y organizaciones, los Principios de Yogyakarta como la “biblia de los derechos de las personas trans”. Todo ello, a pesar de no tener ningún valor legal ni vinculante para los estados.
Están diseñados cuidadosamente para emular el lenguaje jurídico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de forma que un ciudadano de a pie le resulte verosímil creer que hay derechos que les falte a un determinado tipo de persona. Una falacia que les permite tachar de “mal humano” a todo aquel que no los suscriba. Y es ahí dónde nace la transfobia como arma para impedir el debate y, lo más grave, la anulación del derecho a la libre opinión del que no opine lo que ellos quieren.

…más sobre la utilización de la Declaración de los Derechos Humanos

Los Principios de Yogyakarta, aparte de pretender ampliar derechos a las personas trans por encina de los derechos humanos en general, desarrolla minuciosamente las acciones precisas a llevar a cabo para que su mensaje cale en la sociedad sin que se piense mucho.

Estas acciones, definidas para cada uno de los principios definidos, van al detalle de:
  • Lo que se debe legislar.
  • Lo que se debe decir en los medios de comunicación.
  • Cómo se deben publicitar los productos de las grandes empresas.
  • Cómo se debe atender médicamente a las personas auto diagnosticadas trans, con especial atención a los niños.
  • Qué contenidos se deben incluir en los planes de estudio a todos los niveles, suplantando la coeducación por una ideología acientífica.
Y así, un largo etcétera, que invade todos los ámbitos públicos y privados de la sociedad. Pero, entre todas las presiones y manipulaciones que ha desarrollado el lobby trans, su mayor logro y, a la vez, una atrocidad, es haber conseguido implantar en las mentes inmaduras de los niños, la idea de que no hay cuerpos sexuados en la especie humana.
Puesto que la financiación no escasea, y está respaldadas por personas económicamente poderosas y de gran influencia, han logrado ejecutar, una por una, las medidas planificadas en los mencionados principios, en un buen número de países occidentales. Este es el poder del lobby.

…más sobre los Principios de Yogyakarta

4. Mezclar, confundir y usurpar. Aprendieron de las grandes religiones.

Afortunadamente, la homosexualidad ya no es un tabú y se acepta con normalidad en la sociedad occidental del siglo XXI.
Sin embargo, los activistas del transgenerismo han incorporado al lenguaje cotidiano las siglas LGBTQ+, de forma que se acepta sin matices la mezcla de conceptos que agrupa. Su éxito ha consistido en sumar la “T” y la “Q” sin que, en principio, las personas afectadas (LGB) se sintieran incómodas.
Pero la mezcla intencional, bajo un mismo paraguas, de los intereses de las personas homosexuales con los de las personas con incongruencia de género, sirve al propósito de invadir las estructuras prexistentes bien organizadas del colectivo LGB.
Tras el boom de la identidad de género, lo LGB se ha invisibilizado dentro de sus propias organizaciones para convertirse en LGBTQ+ o simplemente Queer2. Una maniobra impecable del lobby que, mediante importantes donaciones a las estructuras LGB prexistentes recién colonizadas, influyen para que se alcancen sus objetivos sobre la identidad por encima de todo los demás, arrinconando los intereses LGB. Y lo más grave, pretendiendo redefinir a las personas LGB como personas trans.

5. Expertos en estrategia al servicio del lobby: Informe Dentons.

Los activista encargan, a uno de los más prestigiosos bufetes de abogados del mundo, el desarrollo de una estrategia de manipulación antidemocrática, para crear leyes trans específicas, inspiradas en los mencionados principios, dando como resultado en el año 2019 el Informe Dentons, cuyo fin último es conseguir que los niños puedan cambiar de género sin la aprobación de los padres. No en vano el título del documento es “¿Sólo adultos?”.
Los intereses de estos multimillonarios3 son sus negocios farmacéuticos y sus clínicas de cirugías transgénero. Y para ello, no han dejado ningún rincón sin barrer para para convencer a la sociedad de que es necesario mutilar cuerpos sanos y envenenarlos con fármacos, sin posibilidad de reversibilidad y sin explorar otros enfoques de atención personalizados, que no sean los establecidos por su doctrina.
Así, las grandes fortunas que sustentan este enorme negocio, no han cejado en financiar, desde sus propias universidades privadas, estudios segados que buscan confirmar sus premisas, comprar y financiar médicos4, comprar formadores en las escuelas, financiar clubes LGTBQ+ para captación y adoctrinamiento de estudiantes.
Toda una inmoralidad soportada y orquestada por poderosos intereses económicos, sostenida por políticos y sobrellevada en silencio por una sociedad gregaria, acrítica, estúpidamente buenista que vota por religión.
Este es un escándalo médico de proporciones gigantescas similares a las atrocidades del pasado cuando se realizaban lobotomías experimentales y electroshock.
Sé que esto pasará, pero el daño que se está perpetrando sobre toda una generación de jóvenes es aterrador.

¿Solo el dinero está removiendo los cimientos de la salud de los menores y jóvenes?

A veces no puedo evitar pensar que, además del negocio floreciente que sustenta la industria médica del género, debe haber algo más:
Si se fomenta el castrado químico de mujeres se reducirá la población mundial.
Si un hombre puede ser mujer simplemente vistiendo con los estereotipos asignados a la mujer, dinamita desde dentro al feminismo de siempre, logrando el regreso a los roles sexuales y redefiniendo cómo debe ser una mujer.

Traducciones de artículos referenciados

(1) Donaciones realizadas por la Fundación ARCUS
(2) Por qué la T es diferente a LGB: la perspectiva de una madre
(3) El embudo del marketing de la ideología de género
(4) La vida secreta de los médicos de «género»

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