Los Principio de YogyaKarta

Diseñados para manipular

En el 2006 un grupo de personas independientes, sin representación política o social, provenientes del ámbito del derecho internacional sobre los derechos humanos, se reunieron en la Universidad de Gadjah Mada en Yogyakarta, Indonesia, para desarrollar y redactar un conjunto de Principios destinados a influir en la aplicación de la legislación internacional de Derechos Humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género.
El grupo estaba compuesto por 29 especialistas procedentes de 25 países, de diversas disciplinas. Entre ellos once eran mujeres y dieciocho hombres que, de forma unánime, adoptaron y firmaron el documento denominado Principios de Yogyakarta sobre la Aplicación de la Legislación Internacional de Derechos Humanos en Relación con la Orientación Sexual y la Identidad de Género.
Este primer encuentro de Yogyakata fue organizado por la ARC International (Allies Rainbow Communities), que también se encargó de seleccionar y reunir a las personas participantes y firmantes del encuentro, según se lee en su propia web.
La ARC International se constituyó en 2003 como una organización inicialmente impulsada con financiación en base a proyectos, con el objetivo de evaluar necesidades para identificar brechas en el panorama de la organización LGBT internacional y buscar soluciones. Pero, a partir de la década 2010, la entidad pasó a recibir financiación proveniente de donaciones millonarias. Momento a partir del cual, sus estrategias de presión sobre las diferentes instancias de las Naciones Unidas y otros cuerpos legislativos a nivel internacional, nacional y local empiezan a dar frutos.
En el artículo “Los billonarios detrás de las organizaciones LGTB”, de Jennyfer Bilek, se revela como, estas donaciones provienen de corporaciones y fundaciones con grandes intereses en los campos médico y farmacéutico que, además, tienen control sobre los medios y la academia, siendo en muchos caso, propiedad de personas miembros de la comunidad LGTB (nótese que han añadido la T al prexistente lobby LGB).
En 2017 se ampliaron los principios en un nuevo documento denominado Principios de Yogyakarta+10 asumido por 33 signatarios a título individual, siendo un importante número de ellos miembros de lobbies LGBT.
En relación con esta visión sobre los Principios de Yogyakarta es interesante leer detenidamente el artículo de Elena Armesto: La trampa de los Principios de Yogyakarta

Estos principios fueron catapultados y se convirtieron en el Evangelio de los activista.

Objetivo: eliminar el sexo

El éxito de estos documentos privados radica en, como partiendo de textos de normas basados en jurisprudencia prexistente sobre derechos relacionados con la orientación sexual, sustituyen palabras a propósito para distorsionar conceptos. En concreto, sustituir la categoría “sexo” por “género”, con la meta puesta en justificar la necesidad de introducir leyes que permitan el cambio registral del sexo a voluntad.

sustituir la categoría “sexo” por “género”, con la meta puesta en justificar la necesidad de introducir leyes que permitan el cambio registral del sexo a voluntad.

Y complementa el éxito, en un ejercicio de prestidigitación, asociando el cambio registral con un derecho humano, convirtiendo cualquier disensión o manifestación de dudas, en una actitud de odio contra las personas de los colectivos LGBT.
Para una mayor comprensión de la pérdida de derechos de la mujer, ante las nuevas legislaciones impulsadas por las presiones de los lobbies trans activistas y a las estrategias definidas en de Los Principios de Yogyakarta, es muy interesante leer el artículo “Crítica de la Confluencia Movimiento Feminista a la consulta pública previa publicada el 30 octubre 2020”.
No voy a revisar de forma exhaustivas todos los principios, pero merece una mención la estructura que lo conforma y como alcanza a todas las esferas de la sociedad para intervenir en su favor.
Ciertamente, a pesar de carecer de valor jurídico y obligatoriedad, Los Principios de Yoyakarta han conseguido un éxito inimaginable, gracias a lobbies de presión bien financiados y asesorados. El dinero lo puede todo.
Si una echa una mirada, más allá de las leyes que se están promoviendo, aunque es importante señalar que ya hay países que empiezan a dar marcha atrás, se puede observar como en los medios de comunicación es común una presencia sobre representada de personas transgénero, hombre que se identifican mujer, sobre todo en programas de entretenimiento de calidad dudosa y en publicidad.

El éxito, sobre todo, ha sido la generación de una estructura de organizaciones a las que se les ha dado la capacidad de colonizar las escuelas, sin titulación ni méritos pedagógicos, para difundir conceptos no científicos y jugar con la salud física y emocional de los niños.

Y sorprende, como muchas veces, que también algunos profesores quedan capturados por el discurso buenista que está de moda.

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