Personas que se consideraron trans durante un tiempo de sus vidas cuentan la crueldad de los tratamientos médicos a los que fueron sometidas, sin que se les ofreciera ninguna otra alternativa. Cuentan las terribles secuelas físicas y mentales que sufren, y de como el supuesto tratamiento no ha solucionados sus verdaderos problemas mentales. Hablan de como, al quitarse la venda del adoctrinamiento, comprenden las negligencias, sino aberraciones, de los médicos y profesionales de la psicológica que les atendieron.
¿Quiénes mejor que estas personas pueden dar a conocer las mentiras que se les está vendiendo a los niños para mutilarlos y enfermarlos con fármacos que los hace dependientes?
En los años ochenta la heroína acabó con miles de jóvenes, en esta década parece que será la testosterona la que le de el relevo pero, en este caso, con la complicidad proactiva del poder farmacéutico y médico.
■ Cómo el amor de mi madre salvó mi vida. Sus supuestos hermanos trans la echaron a la calle recién operada porque siendo lesbiana no quería mantener relaciones con un hombre intacto que decía ser mujer.