28/09/2025
Querida hija;
Tengo un mensaje para ti mi niña. Uno sobre todos los que desearía poder darte como madre, ahora que estás a un paso de comenzar tu sueño. Yo lo vivo con alegría contenida y en silencio. También con esperanza, emocionada y deseando darte lo mejor a pesar de mis miedos. Me dejaría llevar por la euforia compartida pero no puedo. Porque cuando me suelto me censuras, porque cuando me relajo llega lo que temo.
Me derrumba escucharte refiriéndote a ti misma en masculino, me derrota oírte cuando te presentas con ese nombre elegido.
Quisiera decirte que en la vida hay mucho más que ser el monigote de una ideología perversa, que deberías poner en privado cualquier aspecto íntimo, que ha llegado el momento esperado de acariciar tu sueño y requiere sacar el foco de las etiquetas para centrarte en afinar tu talento.
Te diría que aprovecharas cada segundo para mostrar el potencial que te define, que te abrieras al mundo para acabar de sacar los restos del daño que te hizo vulnerable y presa, que las etiquetas te añaden lastre, y que aquí nos tienes a tu familia, detrás de ti para ayudarte a labrar ese futuro que tanto ansías a pesar de tus desaires agresivos.
Me apena no poder ser yo misma, no poder expresar mi alegría porque vayas a vivir el gran sueño de tu vida.
Me siento un poco culpable cuando veo tu pena. Sé que te daño cuando no sientes mi apoyo ciego a tu causa, que corro el riesgo de destrozar tu apego, pero es que mi niña, me haces elegir entre el engaño y el respeto verdadero. Yo no puedo decirte que sí como a los tontos, eso no es respeto. Y lo que me pides es ayudarte a condenar tu cuerpo y tu vida. Así que, si es necesario, seguiré siendo tu madre maldita.
Hace mucho tiempo qué vivo casi en silencio, de puntillas para esquivar tu mal genio, para evitar el conflicto directo que nos impide encontrar puntos de acuerdo. El principal ya lo tenemos, es ese amor que nos une a pesar de las opiniones encontradas, es el amor sincero.
Y a pesar de ello, sigues sin hacerte la pregunta esencial:
¿Qué interés tienen tus padres en negarte tu deseo?
A pesar de que ahora por ley el deseo se “convierte en realidad”, no querida hija, no se puede cambiar de sexo. Intentarlo es dañar el cuerpo y, a la postre, la mente también. Porque no se arreglan los problemas emocionales destrozando cuerpos.
Sería pertinente preguntarte también:
¿Quién y porqué empuja todo esto?
Esa comunidad de ahí afuera que está en todos lados: en la redes sociales, en los medios de comunicación, en la escuela, en las terapias y en las leyes impulsadas por el interés de unos pocos, te ganaron para su causa. Te convirtieron en nuestra enemiga mientras resistíamos impotentes contra tanto poder perverso. Seguimos resistiendo porque te queremos y el amor nunca se rinde. Estamos exhaustos pero aún de pie.
Ojalá algún día se encienda esa chispa que deje desnudos ante tus ojos el poder que manipula los hilos, ojalá puedas liberarte del yugo ideológico que te controla.
Pongo mi esperanza en esta etapa nueva y te diría si pudiera, que te atrevas a mirarte sin espejos para descubrir lo mejor de ti sin etiquetas.
Porque tal como eres, eres perfecta.
Te quiere mamá.