Caminar en la niebla woke
es como arrastrarse bajo fuego cruzado llevando en brazos a tu hija malherida. Sientes mucho miedo, dolor y desesperación, pero un instinto animal de hembra madre te insta a seguir cruzando la trinchera, aun cuando tu hija en su delirio, te cree su enemiga.
En el mundo animal se admira la tenacidad salvaje e inevitable de la madre para salvar a su cría, en nuestra sociedad se castiga.
Prueba de colores
La Disforia de Género de mi hija me ha llevado a vivir emociones extenuantes:
Incredulidad ante la inaudita autodeterminación como varón de mi hija a sus quince años.
Agotamiento ante su persistencia iracunda para que aceptara lo que no creo ni siento como posible.
Desesperación ante el repudio social de mi papel de madre por no aceptar sin cuestionamiento alguno el deseo repentino de mi hija menor de edad.
Horror ante el poder de terceros para apartarme de las decisiones sobre la vida y el cuerpo de mi hija.
Sorpresa, y a la vez descanso, al encontrar la causa probable de la sinrazón de mi hija: El Contagio Social.
Miedo a perderla tras descubrir el poder económico bien organizado que maneja la ideología sectaria del género.
Estupor ante el apoyo político irreflexivo, de todos los colores, a las exigencias de la ideología de género y de las consecuencias sobre menores.
Impotencia y rabia por mi desarme frente a un negocio multimillonario y perverso que pretende lucrarse de las transformaciones estéticas y peligrosas del cuerpo de mi hija.
Terror a no ser capaz de proteger a mi niña de las exigencias de la doctrina Queer y acabe amputándose y envenenándose el cuerpo irreversiblemente.
Consternación ante el poder alcanzado por los depredadores sexuales que aprovechan la coyuntura ofreciéndose como familia alternativa a la mía para satisfacer sus pulsiones.
Decepción ante el desinterés y banalización de los más cercanos.
La sociedad me ha traicionado
Médicos, psicólogos, profesores, familiares, amigos, opinadores de turno…, muchos de ellos ya no forman parte de aquel pueblo, que un día fue necesario para criar niños sanos antes de echarlos a la vida.
Solo nos queda amor
Padre y madre estamos prácticamente solos frente a una sociedad gregaria y pérfida. Lo único que nos queda es amor y prudencia para combatirla.
Mi motivación
Dedico este Blog a mi hija con la esperanza de que algún día se dé la vuelta y pueda encontrar aquí los datos y argumentos que necesitará comprender al salir de la secta.
Por ahora, contemplar otra opción me resulta imposible. Hacerlo sería renuncia a la vida.
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Clarissa Pinkola Estés, doctora en psicología clínica estadounidense (Indiana, 1945)
“Ser nosotros mismos hace que acabemos exilados por muchos otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren, nos causa exiliarnos de nosotros mismos”.
Del libro Mujeres que corren con los lobos:






