Resumen del capítulo 6 del libro Desist, Detrans & Detox
No permita que todo se convierta en el tema transgénero en su familia.
Tenga en cuenta, que todo lo que hace durante la crianza de su hijo va encaminado hacia la meta de que su hijo se convierta en un adulto saludable e independiente, que pueda funcionar positivamente en la sociedad y vivir una vida gratificante y productiva.
La lucha contra la ideología de género también está alineada con esa meta, con el objetivo a más corto plazo, de ayudar a su hijo a liberarse del culto al género.
Tendrá que abordar los siguientes aspectos para tratar de entender y gestionar las situaciones que se desbordan sin control en su familia y en su hogar:
Cuidar de su matrimonio o pareja.
Atender las necesidades especiales de los hermanos.
Revisar las relaciones con la familia extendida.
Encontrar un terapeuta de confianza.
Frenar la intervención del colegio.
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Cuidar de su matrimonio
Cualquier problema relacionado con la salud física o psicológica de un niño puede ejercer una presión significativa sobre el matrimonio de los padres. Cuando se trata de ideología de género, la relación de los padres sufrirá un mayor impacto si no se ponen de acuerdo sobre cuál es el mejor camino de afrontamiento para el niño.
Siga las siguientes recomendaciones para cuidar su relación de pareja:
- Mantenga abiertas las líneas de comunicación.
- Cuando no esté de acuerdo con su cónyuge, trate de entender su punto de vista antes de exigirle que considere su propia perspectiva.
- Salga una vez a la semana, si es posible, para fortalecer la relación y sentir que están en el mismo equipo.
- Muéstrale aprecio a su cónyuge.
- Si su relación se ha vuelto demasiado tensa, busque ayuda profesional de inmediato.
En nuestro caso, a pesar de ser un matrimonio en armonía, el caos se desató hasta el punto de estar al borde de la ruptura. Una herida, que por el momento está soterrada en favor de resolver conjuntamente nuestra mayor prioridad, que es la salud de nuestra hija. No obstante, todavía sigo sintiendo algunas veces, su persistente latido.
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Atender las necesidades especiales de los hermanos
Cuando un niño anuncia una identidad transgénero, toda la familia se ve profundamente afectada.
Sus otros hijos necesitan el apoyo individual de sus padres y orientación para atravesar esta experiencia dolorosa y sin precedentes.
Los niños más pequeños pueden sentirse desconcertados y asustados por la pérdida repentina del hermano mayor querido, y tal vez admirado, o pueden experimentar intimidación por parte de este hermano para que apoye su nueva identidad.
Los hermanos mayores o adultos pueden oscilar entre la ira y los aplausos, y entre romper la relación con el hermano o romperla con usted. Pueden responder con burla o con exasperación, o pueden caer en cualquier parte del espectro entre la vergüenza y el orgullo por su hermano.
La hermana mayor, que ya venía manifestando problemas de ansiedad, se desbordó tras la auto identificación transgénero de su hermana. Nunca sabré cuanto influyó la disforia de la pequeña en el trastorno ansioso de la mayor o si fue, al contrario.
Ante la doble situación de excepcionalidad en la que me vi envuelta, sin el respaldo de mi esposo durante demasiado tiempo, atendí compulsivamente las necesidades de una y otra sin pensar jamás en mí. Quedé sumida en un bucle de dolor que solo mitigaba obligándome a ocupar mi mente asumiendo el doble de trabajo, buscando información sin éxito y en el refugio de la escritura. Sobrecargué mi cuerpo en exceso y hoy estoy pagando las consecuencias.
Acoso
Es probable que el niño identificado como transgénero intente intimidar a todos para que se sometan a usar el nombre, pronombres y creencias sobre la identidad y la personalidad. Un niño más pequeño en el hogar corre un riesgo especial de ser manipulado y obligado a comportarse de acuerdo con los deseos del niño identificado como transgénero.
Es probable que gran parte de esta intimidación suceda a espaldas de los padres, por lo que deberá mantener los oídos, los ojos y las líneas de comunicación abiertos con todos sus hijos. Y deberá establecer límites y comunicarlos claramente.
La disonancia cognitiva
La disonancia cognitiva es la incomodidad mental que uno experimenta cuando dos percepciones de la realidad entran en conflicto entre sí.
No es normal ni posible que una persona cambie de sexo. Los niños que entienden que los niños tienen pene y las niñas tienen vagina, tendrán su visión del mundo trastocada por el anuncio de su hermano.
La industria del género ha gastado una enorme cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero para convencer a la sociedad de que el transgenerismo es digno de elogio y digno de orgullo, pero una mentira, siempre será mentira.
Creer una mentira saca a uno de la realidad y requiere que se adapte a creencias erróneas para apoyar esa mentira, tales como:
- “Los hombres no tienen ventajas fisiológicas sobre las mujeres en los deportes”. (La tienen).
- “Las niñas que no quieren niños en sus baños son intolerantes y transfóbicas”. (No, no lo son).
- “Algunas mujeres tienen penes y algunos hombres tienen vaginas”. (No, no lo tienen).
Todos los niños necesitan que sus padres le digan la verdad conforme a la realidad: que las personas no pueden cambiar de sexo, que nadie nace en el cuerpo equivocado, que tu cuerpo eres tú, y no hay investigaciones ni datos que respalden la idea de que nuestras mentes pueden ser de un «género» diferente al de nuestros cuerpos.
El miedo, el dolor y la culpa
La disonancia cognitiva, si no se resuelve, puede generar miedo, tanto sobre la situación específica como sobre la vida en general.
Aunque su hijo no pueda ser plenamente consciente del proceso de pensamiento que produce la disonancia cognitiva, reconoce en el fondo que, si la base de nuestro sentido más íntimo de identidad no está fijada, entonces nada más en la vida está fijado tampoco. No hay límites, ni verdades, ni cimientos sólidos sobre los que apoyarse. Este es un pensamiento aterrador para cualquiera, pero especialmente para un niño.
Además, cuando una persona anuncia una identidad transgénero, el efecto en la familia y los amigos, es similar al de experimentar la muerte de un ser querido.
La persona identificada como transgénero está tratando de matar a quien ha sido, como lo demuestran términos como «deadname” [nombre muerto] en referencia al nombre rechazado que le dieron sus padres.
Pase lo que pase, siempre valide los sentimientos de un niño, pero corrija el pensamiento defectuoso.
Fue un trago difícil de sobrellevar aquella vez que, como tantas otras tras una vista a su terapeuta afirmadora de género, mi hija nos reunía a padre, madre y hermana para aleccionarlos y manipularnos con algún concepto nuevo para nosotros, o exigir algo encaminado a aceptar su autoidentificación aceleradamente sin admitir cuestionamiento alguno.
Me quedé sin palabras cuando mi hija, que tenía una ingente cantidad de información sobre el transgenerismo mientras que los padres estábamos en la inopia, me dijo persuasivamente: “sé que estáis pasando un duelo, pero no he muerto. Quiero deciros que no me habéis perdido que sigo estando aquí…”.
Todas aquellas reuniones, sin sentido para nosotros, fueron muy dolorosas de afrontar porque no se aceptaba el diálogo, solo se nos hacían exigencias. Casi siempre con ira de una parte, y dolor por la incomprensión y el miedo, de la otra. En aquel tiempo me sentí llevada en volandas por grandes fuerzas externas a mí que venían a gobernar mi vida y la de mi familia.
Estaba atónica, inerme y paralizada ante un fenómeno desconocido que, por entonces, yo pensaba que era único, y que cualquier terapeuta mediocre reconocería y podría aclararle a mi hija que se había auto diagnosticado mal.
Apoye a los hermanos
Hable con sus hijos sobre lo que está pasando lo antes posible para ayudarlos a comprender y procesar.
Sea lo más realista posible, use un lenguaje apropiado para su edad y trate de controlar sus propias emociones (enojo, tristeza, desconcierto o las tres cosas), para que su hijo no sienta que necesita ocultarle sus sentimientos dolorosos y sus preguntas, para protegerlo emocionalmente a usted.
Mientras la familia atraviesas este proceso, pase un tiempo especial con cada uno de sus hijos de vez en cuando, y hágales algunas preguntas abiertas para saber cómo se sienten.
Fortalezca todas las relaciones tanto como pueda: coman juntos, hagan actividades juntos, hablen sobre las cosas pequeñas y las cosas grandes, y comuniquen a todos en su familia que son un equipo y que se aman.
Si su hijo parece estar pasando por un momento especialmente difícil, considere buscar un terapeuta confiable para que lo ayude. Pero, tenga mucho cuidado de buscar uno cuya posición sobre la narrativa transgénero coincida con la suya.
Cada vez es más difícil encontrarlos, porque los activistas transgénero han logrado promulgar leyes que impiden que los terapeutas hagan otra cosa que no sea afirmar la transición sexual de un niño.
3
Revisar las relaciones con la familia extendida
Es posible que no sepa en qué categoría se encuentra uno de sus familiares (colaborador o antagonista), hasta después de que usted o su hijo hayan compartido el anuncio del niño.
Es mejor decirle al niño que informar a los miembros de la familia extendida es cosa suya, en lugar de hacerle la vida más fácil haciéndolo usted mismo.
Informar a otros de esta situación puede ser un trabajo emocionalmente agotador, así que no lo haga si no es necesario.
Cuando alguien se declara transgénero, las reacciones tienden a caer en una de dos siguientes categorías:
- “¡Eso es increíble! ¡Felicidades! ¡Eso es tan impresionante! ¡Te apoyamos al 100%!”
- “Ay. Bueno. No estoy seguro de entender. ¿Qué?»
A los primeros ya les han lavado el cerebro para que crean que acaban de alcanzar la fama y el oro al descubrir que están relacionados con una celebridad transgénero valiente e impresionante.
Probablemente no valga la pena gastar mucha energía en discusiones sobre la ideología de género con estos miembros de la familia extendida, a menos que creas que puedan hacer un “peak trans” [darse cuenta de la falta de lógica y la locura del culto]. Si no pasa mucho tiempo con estas personas, y no van a ser parte de su equipo de colaboradores, no agote energía.
Aquellos que aún no están de acuerdo con esta ideología o que ya reconocen su error atráigalos a su equipo de colaboradores
La disforia de mi hija era asunto grave por las consecuencias devastadoras para el cuerpo, que le causaría hacer la transición médica que nos exigía a toda prisa. En aquellas circunstancias, no pude entender, y sigo sin hacerlo, que parte de mis cinco, muy amados hermanos, demostrasen tan poco interés y tanto desafecto.
Acudí al más cercano en distancia y frecuencia de relación. Estaba tan entumecida emocionalmente que tuvo que pasar más de un año, para darme cuenta de que se había alejado de mí y me culpaba de ello. Mucho después, supe que había estado durante algún tiempo, en el bando de los antagonistas y el miedo me cegó. Creo que nunca volverá a ser para mí lo mucho que fue.
Mi hermana está a mi lado, me escucha cuando lo necesito, se informa, me acompaña y me sostiene cuando me derrumbo. Del resto, alguno de ellos banaliza el asunto y me culpa por la semejanza de carácter entre mi niña y yo.
Nunca imaginé que aquella manada de pequeños salvajes bien avenidos pudieran dejarme a mi suerte. Hoy la imagen romantizada del enorme apego a mi tribu se ha desvanecido. Cada cual atiende a su propia prole, es ley de vida. Yo aprendí la lección: ya no los necesito.
4
Encontrar un terapeuta de confianza
Encontrar un terapeuta de confianza
En el momento de escribir este capítulo, más de veinte estados de los EE. UU. se han aprobado leyes que impiden que los consejeros y terapeutas hagan otra cosa que no sea llevar a un paciente o cliente hacia la transición sexual. Por lo tanto, puede ser difícil encontrar un terapeuta crítico de género que no envíe a su hijo directamente hacia las hormonas y la cirugía.
Tenga la seguridad de que hay muchos profesionales de la salud mental que cuestionan las afirmaciones de la industria del género y que seguirán enfoques apropiados y verificados, como investigar el historial médico, psicológico y social de un niño, en lugar de colocar una etiqueta de moda y asignar un protocolo de tratamiento no probado.
Pero, las licencias de estos profesionales éticos están siendo amenazadas por la situación política actual entorno a los problemas de identidad de género en los Estados Unidos y, por lo tanto, muchos de ellos trabajarán de incognito y jugándose su sustento profesional.
¿Cómo encontrar un terapeuta en el que pueda confiar?
Hágales alguna de las siguientes preguntas:
¿Ha trabajado con pacientes identificados como transgénero antes? ¿Cuántos? ¿Cuáles fueron los resultados?
¿Cuál es su opinión sobre el transgenerismo/ideología de género con respecto a problemas concurrentes como el autismo, la ansiedad, las autolesiones, traumas previos, abuso de sustancias y trastornos alimentarios?»
Si el terapeuta no reconoce que existen comorbilidades significativas (dos o más afecciones psicológicas o médicas que coexisten) entre lo transgénero y otros problemas neurológicos y emocionales, ese terapeuta no tiene la adecuada formación sobre el tema de la disforia de género, o es intencionalmente ignorante/engañoso.
¿Crees que hay explicaciones para la disforia de género además de ser transgénero? (y/o) ¿Ha visto casos de disforia de género que no se explican por el transgenerismo?
Si la terapeuta duda en responder estas preguntas o tiene dificultades para responderlas, es una mala señal: o prácticamente no tiene experiencia en este asunto o ha prejuzgado toda disforia de género como transgenerismo.
¿Cuál es su perspectiva de asesoramiento cuando los padres y los niños no están de acuerdo con un curso de tratamiento?
Si alguien con autoridad en la vida de su hijo dice que «dejará que el niño dirija» o que «los niños saben quiénes son en realidad» cuando se habla de ideología transgénero, corra en la otra dirección.
Cualquiera que no reconozca que los padres tienen la autoridad final sobre sus hijos menores debe mantenerse alejado de su hijo.
Sin embargo, si su hijo es un adulto, su poder para tomar decisiones de asesoramiento y/o médicas es mucho más limitado, lamentablemente. Sin embargo, un buen terapeuta debería, como mínimo, estar dispuesto a involucrar a los padres/tutores en la discusión.
Pregunte sobre las tarifas y el horario del terapeuta, así como sobre cómo espera el terapeuta que sea la duración y la dirección de la terapia.
A pesar de mis precauciones, de mis tanteos previos con la psicóloga que iba a atender a mi hija, y de las alarmas que se me encendieron cuando pronunció aquellas solemnes palabras. “Yo no diagnostico yo acompaño”, caí en su juego.
No voy a seguir culpándome por tal error, al fin y al cabo, cuándo eso sucedió en 2017 en España este fenómeno no era conocido en este país. Yo no había encontrado información alguna y, además, estaba tan segura de que mi hija se había auto diagnosticado erróneamente, y que cualquier psicólogo lo vería a la primera y se podría a solucionarlo, que no esperaba la traición de aquella sexóloga.
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Frenar la intervención del colegio
Le recomendamos que no permita que los profesoras o pedagogos de su escuela tomen la iniciativa en este tema. La Asociación Estadounidense de Consejeros Escolares, ha publicado una declaración de política que indica a los consejeros escolares que oculten a los padres información sobre el género o la sexualidad de un estudiante si el estudiante lo prefiere.
EL colegio transgredió sus propios protocolos (contar con los padres siempre y previamente), la tutora traicionó a los padres y se sobrepasó animando a mi hija a llevar a cabo la transición social, sin conocerla y sin avisarnos, a sus padres, de un asunto vital para la niña.
Hoy las leyes apoyan estas prácticas infames y los padres estamos vendidos. Los profesores dejan al lado su ética para no tener problemas y la infancia, cada vez, está más desequilibrada emocionalmente. Me siento inerme.
Tenga en cuenta, que todo lo que hace durante la crianza de su hijo va encaminado hacia la meta de que su hijo se convierta en un adulto saludable e independiente, que pueda funcionar positivamente en la sociedad y vivir una vida gratificante y productiva.
La lucha contra la ideología de género también está alineada con esa meta, con el objetivo a más corto plazo, de ayudar a su hijo a liberarse del culto al género.