Hubo mucho miedo y angustia por no poder entender de dónde venían esas ansias por medicalizar y mutilar tu cuerpo sano, por la agresividad, y por el corte en la comunicación que nos impusiste de un día para otro, sin haber manifestado previamente, ni con hechos ni con palabras, que alguna vez te hubieras sentido del sexo opuesto al de tu biología.
Llegamos demasiado tarde a comprender los conspiración silenciosa que se estaba urdiendo de espaldas a la sociedad, y por ello, te fallamos como padres por ignorancia. ¿Cómo íbamos a sospechar que también lo estaban haciendo las sociedades de psicólogos y médicas, los colegios y los poderes públicos de este país?