¿Y si mi hija es TEA?

Todavía, en noviembre de 2021, mi hija seguía en aquella etapa de hostilidad total hacia mi persona. Por ello, me resultó extraño que una tarde me siguiera hasta mi cuarto con evidente interés por comunicarse conmigo.
Cuando me dijo: “creo que tengo TEA”, yo no tenía ni idea de qué significaban aquellas siglas, no recordaba haberlas escuchado antes. Sí, conocía las siglas TDA o TDA-H, esos trastornos me eran familiares por la cercanía de un familiar y de algunos conocidos que lo sufren.
Inocente de mí y, dado lo nerviosa que estaba cuando la vi venir, al esperar un nuevo exabrupto, pensé que debía haberme enterado mal y mi mente decidió que lo que había escuchado en realidad había sido: “TDA”.
¿Cómo iba mi hija a tener TDA con lo tranquila que había sido siempre? Incluso, después de haberse autodeterminado del sexo contrario a su biología, había entrado en una fase de aletargamiento total. Enseguida, pensé que se había vuelto a auto diagnosticar cualquier cosa, buscando soluciones a sus malestares y circunstancias, en Internet.
En esa fecha yo seguía en la inopia, aún no había accedido a información contraria a la corriente principal que la sociedad seguía encantada, normalizando el transgenerismo sin crítica o cuestionamiento alguno. Aún, seguía culpándome por todo su dolor y, a veces, incluso dudaba sobre si era adecuada mi postura de espera prudente.
Pero, una vez conseguí normalizar el pulso que se había acelerado nada más verla venir a cara de perro, pude recordar sus palabras. Había dicho “TEA”, no “TDA”.
Desde ese mismo día empecé a familiarizarme con el concepto y, hoy, la búsqueda de información al respecto se ha vuelto casi obsesión. Ahora ya sé que TEA son las siglas de Trastorno del Espectro Autista.
Llevo mucho tiempo queriendo escribir para reflexionar sobre si, efectivamente, mi niña podría ser TEA. Pero, cuando me acerco a la “nueva corriente” y la redefinición recogida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), empiezo a darme cuenta del porqué me cuesta tanto hacer la reflexión: simplemente me produce rechazo.

Veo varias razones que me inspiran poca confianza:

La idea misma del concepto “espectro”, que ahora abarca a lo que antes había sido el Trastorno Autista, el Trastorno de Asperger, el Trastorno Desintegrativo Infantil y el Trastorno generalizado del desarrollo no especifico. Todo unificado bajo un continuo de condiciones neurológicas personales.
Este concepto de “espectro” me recuerda demasiado al mensaje falso que, la ideología de género está tratando de colocar a la sociedad, afirmando que el sexo de la especie humana no es binario. Pretendiendo hacernos creer que, los escasísimos casos de anormalidades genéticas y físicas que se agrupan bajo la denominación médica de “intersexualidad”, es la prueba de la existencia del supuesto espectro.
El interés por la despatologización mediante la eliminación de la palabra trastorno en los discursos de los divulgadores sobre el TEA, reconvirtiéndolo en una condición de la persona. Y, no obstante, se mantiene en la clasificación médica del DSM-5 como “trastorno”.
Me preocupa que el siguiente paso sea transformar la condición TEA en Identidad TEA y las consecuencias que puedan derivarse.
Que capte el interés económico de las industrias farmacéuticas y proveedoras de servicios médicos.
Temo que estos poderes económicos lleguen a “inventar” soluciones para “apoyar los derechos” de las personas con “Identidad TEA”, ofreciéndoles cualquier cosa, incluso peligrosa para la salud, de la misma forma que lo están haciendo para la identidad de género sentida.
Medicalizar innecesariamente es generar riqueza para unos pocos y sufrimiento para otros. Es fácil perder la ética cuando el enriquecimiento es posible.
La divulgación no profesional sobre el TEA.
Salvando las distancias, me recuerdan a los youtubers e influencers que están contribuyendo a difundir, entre las jóvenes, el peligroso mensaje de que si hacen la transición de sexo, como han hecho ellos mismos, conseguirán la felicidad eterna. A veces, pienso que si uno se ve y declara TEA también podría entenderse a sí mismo, o al menos es como lo venden.
Temo la no rigurosidad científica de la divulgación sobre el TEA que algunos afectados hacen en sus canales de YouTube sin ser profesionales sanitarios. Se ven tan normales y, a la vez, cuentan experiencias personales tan asimilables por cualquier otra persona que, a veces, me lleva a pensar que en realidad todos somos TEA, o bien, que la prevalencia es altísima.
Ciertamente, si me ciño al manual DSM-5, que define el Trastorno del Espectro Autista por la presencia de alteraciones en la relación social y en la comunicación, junto a un espectro restringido de intereses, podría ver que en principio mi hija encajaría, pero yo también, y casi cualquiera. Es algo demasiado genérico y es preciso ahondar.

Los criterios diagnósticos que establece el DSM-5 son:

Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos.
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Los síntomas están presentes en las primeras fases del período de desarrollo, aunque pueden no manifestarse hasta que se superen las capacidades limitadas.
Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas e interfieren en el funcionamiento habitual del día a día.

Se establecen tres grados de severidad del TEA:

Nivel 1: necesita ayuda.
Nivel 2: necesita ayuda notable.
Nivel 3: necesita ayuda muy notable.
Cómo no se abunda en detalles, me acerqué a los afectados en sus canales. Para tratar de bajar al suelo y materializar esos grandes conceptos en comportamientos concretos.

Creer que son TEA parece una cuestión de fe.

Solo he encontrado un podcast en el que una persona que dice ser TEA se ve inmediatamente que tiene algún trastorno en la comunicación. En el resto de los divulgadores no se aprecia nada anormal, es más, se explican muy bien. Y, ¿acaso no es cierto que cualquiera de nosotros podríamos manifestar esos tipos de alteraciones en algunas etapas de nuestras vidas muy especialmente en la adolescencia?
Caso de que mi hija fuera TEA, obviamente sería Nivel 1 porque, mal que bien, se maneja por la vida, aunque a veces con dificultades que va conquistando, poco a poco, con la madurez.
Con todos los paralelismos que encuentro en la difusión que se está haciendo tanto del TEA como de la Ideología de Género a través de Internet, algo me inquieta. Me asusta que tratando de sacarla de un pensamiento sectario sobre la identidad de género me vea luchando contra una nueva identidad adicional.
Y, sin embargo, necesito preparar una salida digna a mi niña, en la que pueda encontrar una explicación viable de por qué fue seducida por el mundo woke. Puesto que ella misma sospecha de su posible condición TEA, ¿no sería esta la vía más adecuada para abrirle camino al pensamiento no mágico?
Además, según los nuevos estudios que van saliendo a la luz, los datos demuestran la alta prevalencia de TEA entre la población con incongruencia de género (50%). ¿No podría ser mi hija uno de esos casos?
El artículo IRISH GENDER SERVICE: “OVER 50%” SEEKING GENDER ASSESSMENT HAVE AUTISM, revela como el Servicio Nacional de Género del Estado irlandés ha admitido que los datos actuales indican que «más del 50%» de quienes buscan una evaluación de género en Irlanda tienen autismo, y que «este número está aumentando».

Hay rasgos de mi hija que casan con el TEA

Sin duda, como son la rigidez de pensamiento, las dificultades de interacción en una conversación al no admitir interrupciones mientras tiene la palabra, el seguimiento estricto de una norma acatada, las dificultades de relación social, sus escasas habilidades sociales, su obsesión por el dibujo del anime, esos ruidos insoportables que solo escucha ella, la fobia a determinadas texturas…
Sí, en principio podrían encajar, pero esos síntomas también suceden en otras neurodivergencias, como son las altas capacidades, las personas altamente sensibles o las personas con desorden de procesamiento sensorial.
No obstante, mi hija es una persona autónoma con retraimiento social, pero que va mejorando día a día conforme madura y, espero que procesando, las mentiras del transgenerismo que la captaron a los quince.
También es extraño, que las habilidades sociales que sí tenía de niña desaparecieran de pronto, justo a la entrada en la pubertad y coincidiendo con el uso excesivo de Internet para compartir anime. O, ¿tal vez, fue porque colmó sus capacidades, como indica el DSM-5?
En un intento de comprender qué criterios podrían ser indicadores de que mi hija sea TEA, he analizado decenas de vídeos sobre TEA. He encontrado, como decía, de todo: divulgadores profesionales y no profesionales, grabaciones de conferencias y encuentros de profesionales especializados en TEA, entrevistas a profesionales, y otros.
Lo primero que debo decir al respecto de la información encontrada es lo intrincado que están los criterios para determinar a las personas con altas capacidades (AACC), las personas altamente sensibles (PAS) y las personas TEA. Es tal la mezcla que he tenido que hacer un cuadro para comprobar cuales de los criterios están presentes en cada una de las condiciones. Más difícil ha sido, encontrar cuales de las largas relaciones de criterios, son de verdad únicos en cada una de estas neuro-condiciones.
Todo lo anterior, ha sido un enorme esfuerzo por tratar de encontrar algo que pudiera darme una pista sólida de si realmente mi hija es TEA. El cruce de los datos me ha confundido más todavía, porque asumiendo que yo pudiera tener alguna capacidad de evaluación rigurosa, cosa que no es, las conclusión que saco es que mi hija bien podría cuadrar en las tres condiciones. Es más, yo misma, mi esposo e incluso mi otra hija, cumpliríamos muchos de los criterios en distintas proporciones.

¿Cómo conseguir que acepte la ayuda necesaria?

Se preguntarán porque no salgo de dudas acudiendo a un terapeuta especializado en neurodivergencias. La cuestión es simple: mi hija se niega a acudir a terapia.
En diciembre de 2018 encontramos la forma de separar a mi hija de la psicóloga que la estuvo tratando con el enfoque de afirmación del género. Tras lo cual, la niña comenzó a mejorar con rapidez hasta estabilizarse en una fase como de estancamiento, en la que dejó de amenazarnos y hostigarnos para que aceptáramos que era transgénero.
Desde entonces ya van más de cinco años y ha madurado mucho, pero sigue con sus verdaderos problemas emocionales que va superando lentamente, sin ayuda profesional. Y no obstante, necesita desesperadamente esa ayuda para completar su sanación y comprender quien es, y qué le ha sucedido tras ser seducida por el mondo woke.

Mi esposo y yo hacemos conjeturas sobre porqué se niega:

Por reacción al trauma

La niña nos ha dicho ya en varias ocasiones que «aquella psicóloga la traumatizó». Por lo tanto, podríamos entender que este es un buen motivo para huir de psicólogos. Aunque, teniendo en cuenta que, con anterioridad a esa desgraciada experiencia, ya había trabajado con otras psicólogas con las que estuvo a gusto, no sé calibrar hasta dónde llegó el “trauma” y si su negativa a volver a terapia está relacionado con ello.

Por lavado de cerebro queer

Nos inclinamos más por creer que se debe al lavado de cerebro queer, que sigue creyendo, o temiendo, acudir a una terapeuta que no esté alineada con las doctrinas de su secta. Probablemente, esta es la verdadera razón, ya que cada vez que se ha negado a nuestro ofrecimiento de hacer terapia, siempre ha respondido muy airada, para hacernos saber que «jamás irá a una psicóloga elegida por nosotros».

La parte positiva, por querer encontrar alguna, es que al menos, nos ha reconocido que es consciente de que necesita ayuda. Ahora, solo nos queda esperar y demostrarle que estamos esperando a que se decida.

Creo que tratar de encaminar una posible nueva terapia para descubrir su posible condición TEA sería la opción más fácil de aceptar por la niña.

Otra cosa será, si llega el momento, cómo vamos a encarar la selección de la psicóloga. Porque algo tengo muy claro: mejor ninguna que arriesgarme a que vuelvan a radicalizarla.

Enlaces relacionados

How Autistic Traits Can Be Mistaken For Gender Dysphoria. La traducción puede leerse haciendo click aquí

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