Queridísima hija;
Esta es la carta más importante que hemos escrito en nuestra vida. Es para ti, porque queremos decirte algunas cosas muy importantes y queremos que no se nos olvide ninguna.
En primer lugar, queremos que sepas que te queremos mucho, muchísimo. Te queremos tanto que se te hará difícil de imaginar hasta que tengas tus propios hijos.
Deseábamos ampliar la familia, y a pesar de que éramos demasiado mayores, nos empeñamos en ello con la ilusión más grande que podrías imaginar. No fue fácil el embarazo, pasamos miedo, y tuvieron que adelantar el parto porque dentro de mamá te costaba crecer. Papá solía decir: “Mami, esto va a salir bien, aguanta y come, que cuando salga yo podré ayudar también”.
La noche de tu nacimiento fue una de las más felices de nuestra vida: tan pequeñita, pero con tantas ganas de vivir, que la incubadora se quedó vacía. Al verte lloramos de la emoción de que al fin estuvieras con nosotros, sana y salva. Nos juramos que te cuidaríamos y te protegeríamos siempre, pasara lo que pasara.
Mamá salió contigo en brazos y no había quien la apartara de ti, y así fue durante varias semanas, hasta que empezamos a ver que crecías, que terminabas de madurar.
Llegaste a la familia como un ángel: tan dulce, tan inteligente, tan simpática, tan llena de vida y de fuerza después de todo, y tan tozuda y segura de ti misma cuando empezaste a relacionarte con tus amiguitos de la guarde, pero tan feliz.
Al llegar al cole, comenzaron los dolores de tripa y los miedos, y aun así seguías siendo fuerte y empática, siempre pendiente de los más débiles y defensora de lo justo. Hasta que tu cuerpo se transformó demasiad proto y te volviste huidiza, tristes y enfadada. Al principio nos pareció lo normal de la adolescencia, pero nunca pudimos imaginar que ese dolor se llegara a transformar en algo tan grande, hasta el punto de ir abandonado tus amistades para encerrarte en un mundo virtual de fantasía, y posteriormente rechazarte por completo.
No supimos ver que sufrías tantísimo. Sentimos muchísimo si no supimos darte toda la atención que necesitabas o no supimos demostrarlo. Te queremos muchísimo y queremos que lo tengas presente antes de seguir leyendo. Todo lo que vas a leer lo hemos escrito desde ese amor inmenso que sentimos por ti. Tenlo en cuenta, por favor, cuando lo leas.
En esta vida lo más importante es la salud y bien lo sabes tú, porque lo estás viendo en esta familia con tu hermana y sus problemas hematológicos y el ojo de papá. La salud es lo más importante, y tu idea de hormonarte y amputarte partes sana del cuerpo es un atentado contra tu salud.
Pasamos mucho miedo durante tu embarazo y cuando naciste prometimos cuidarte y protegerte. Es nuestro deseo y nuestro deber como padres procurarte los cuidados necesarios para que crezcas sana. Por ello, queremos que conozcas los tratamientos necesarios para «cambiar» de sexo y no, no es bonito, no es romántico, no es feliz. Nos hemos informado a fondo y hemos descubierto un proceso que desconocíamos y que nos ha dejado muy preocupados.
Hemos visto que ningún tratamiento hará que seas un hombre jamás. Podrás parecerlo, pero no lo serás, solo sería un cambio estético. Y lo peor, será que una apariencia masculina no acabará con la disforia de género y con tu sufrimiento.
El primer paso será que te inyecten testosterona. Es una hormona química que tu cuerpo no genera ni generará jamás de forma natural, por lo que tendrás que inyectártela durante toda la vida. Esta hormona bloquea el funcionamiento normal de las glándulas endocrinas con los siguientes riesgos:
■ La sangre se vuelve más densa y esto es dañino para el corazón.
■ Correrás el riesgo de sufrir coágulos sanguíneos que pueden provocar ictus, embolias o trombosis, que en ocasiones dejan secuelas irreversibles.
■ Diabetes.
■ Sequedad vaginal, con grietas y dolor.
■ Atrofia uterina con dolores y retortijones. Para evitar esos problemas, las mujeres que se inyectan testosterona suelen extirparse el útero, quedando infértiles para siempre. Como consecuencia de esta cirugía es frecuente la incontinencia urinaria. Puede que tengas que llevar pañales el resto de tu vida.
■ Al principio puede que sientas euforia y sensación de seguridad, pero acompañada de agresividad, irritabilidad, brotes depresivos y bajada del rendimiento intelectual. Y esa euforia se irá disipando a medida que pase el tiempo.
¿Y qué pasará si cambias de opinión y dejas de inyectarte testosterona? Pues que algunos efectos de la testosterona que te hayan inyectado serán para siempre:
■ Engrosamiento del clítoris (hasta ser como un cacahuete), lo que te impide tener relaciones sexuales con normalidad.
■ Sequedad vaginal permanente.
■ Voz masculina y engrosamiento de la nuez.
■ Los ovarios vuelven a funcionar, pero pueden provocar secreciones con riesgo de mutación celular y por tanto de cáncer.
■ Y lo más probable es que haya problemas de fertilidad según el tiempo que se hayan tomado las hormonas.
Los siguientes pasos no son menos preocupantes. El que se lleva a cabo a continuación es una mastectomía, es decir, te meterán en el quirófano a extirparte los pechos y lo que ocurrirá será lo siguiente:
■ El pezón que queda es artificial. No tiene terminaciones nerviosas y por tanto no hay ninguna sensibilidad. Como tu cabello, que no sientes si se corta, se moja o se quema. En muchos casos los pezones se desplazan y caen, así que después de varios intentos de reimplante es posible que terminen siendo tatuajes con el dibujo de un pezón.
■ Cicatrices.
■ Si en algún momento se desequilibra tu nivel hormonal (por ejemplo por un olvido) se segregan fluidos que pueden provocar quistes o incluso cáncer de pecho.
■ No tiene vuelta atrás. En todo caso te puedes rellenar de nuevo, pero con silicona. Y no recuperarás tus pezones o, si no los has perdido, no recuperarás su sensibilidad.
Y luego viene una cirugía que apenas se ha hecho nadie con éxito: tener un pene y unos testículos. No, no será un pene y no serán unos testículos. Serán unas prótesis que no tendrán ninguna funcionalidad. Solo apariencia.
Hoy es médicamente muy complicado conseguir buenos resultados con estas operaciones, de las que hay dos técnicas:
Metodioplastia
La metodioplastia es alargar el clítoris y conectarlo con la uretra para conseguir orinar de pie. No se consigue nada más y no se pueden tener relaciones sexuales con este apéndice.
Faloplastia
Consiste en quitar un músculo del antebrazo (con lo cual el brazo queda con falta de sensibilidad y algo desfigurado) e implantarlo con forma de pene. Esto es dificilísimo y en poquísimos casos se ha conseguido conectar bien con la uretra y todos los vasos sanguíneos. Hay riesgo de lesiones rectales, incontinencia urinaria con atrofia de vejiga y otros muchos. Evidentemente se extirpan todos los órganos femeninos. Hay muchísimos problemas de coágulos de sangre, que pueden producir ictus, trombosis, embolias y, en el peor de los casos, gangrena y que finalmente haya que extirpar todo. No es funcional para mantener relaciones sexuales, por lo que hay que hacer una operación posterior para insertar un implante que endurezca el miembro de forma artificial
■ Te quedas sin órganos sexuales, ni masculinos ni femeninos y con muchas posibilidades de quedar con la uretra conectada a una bolsa que se ata en el muslo.
■ No podrás mantener relaciones sexuales placenteras y los testículos serán prótesis totalmente artificiales.
Hemos visto que el procedimiento se basa en mutilar órganos sanos para implantar prótesis que no son funcionales. Y si no llegas a la cirugía, las sustancias químicas que te inyectes van a interferir en el funcionamiento natural de tu cuerpo toda tu vida.
No hay estudios fiables sobre estos tratamientos y no se sabe ni sus consecuencias ni la calidad de vida a largo plazo, pero sí que se sabe que las personas se convierten en dependientes de las hormonas. Y si te quitan los ovarios, aunque te arrepientas será obligatoria medicación para contrarrestar los efectos secundarios. Muchas veces además estos procesos provocan problemas psicológicos que hace necesario tomar antidepresivos.
Cómo ves, aquí los que ganan de verdad son las farmacéuticas. Merecería la pena que buscaras información de quienes están financiando las campañas LGBITQ+ y como han arrinconado la parte LGB para centrarse en la TQ. ¡Es escandaloso!
Y, a pesar de todo, el cuerpo sigue sin ser de hombre. Las piernas, las caderas, la forma del cráneo, de la cara,… La morfología propia del cuerpo femenino marcada por el ADN no se puede cambiar, por lo que no se elimina el rechazo al propio cuerpo, es decir no se acaba con la disforia.
Y aunque las operaciones tuvieran éxito, las personas sometidas a todos estos tratamientos no van a poder experimentar un orgasmo, no podrán tener hijos y su salud se verá comprometida de por vida.
Sabemos y entendemos que estás pasándolo mal. Tienes un problema y tu problema es un problema de todos, porque eres parte de esta familia. Queremos ayudarte a lidiar con tanto dolor, pero para ello tienes que dejarte ayudar.
Nos gustaría que nos dejaras buscar un buen profesional distinto a la nefasta psicóloga y mala persona que, nos engañó a todos y se afanó en romper nuestro vínculo de amor. Te prometemos que indagaremos para que no vuelvas a caer en manos tan peligrosas. Y al respecto, solo podemos pedirte perdón por habernos equivocado al elegir a esa mala profesional que tanto daño nos ha hecho a nuestra familia. Es el error más grande que hemos cometido en toda nuestra vida. Lo sentimos muchísimo.
Todo sería más fácil para empezar a paliar tu sufrimiento y evitar que algún día te puedas arrepentir. Nos hemos informado a fondo.
Tienes toda una vida por delante llena de experiencias, de gente a la que conocer, para enamorarte de quien tú quieras y disfrutar de tu sexualidad de forma plena. Y para todo ello es importante que te aceptes y te ames tal como eres. Como te amamos todos. Porque para todos sigues siendo dulce, inteligente, simpática, llena de vida y de fuerza, y aunque ahora te estés sintiendo insegura, recobrarás esa seguridad para seguir adelante.
La vida es un camino muy largo, queridísima hija. No es razonables tomar decisiones que serán irreversibles cuando te falta tanta experiencia y sin antes explorar, de verdad, el origen real de tu disforia. No es momento de iniciar un camino que te condenará a una juventud medicada y hospitalizada y a una vida adulta con dolorosas secuelas.
Eres una persona extraordinaria y mereces ser feliz.
Ojalá lográramos transmitirte cuánto te queremos. Ojalá consiguiéramos hacerte comprender que nos duele verte sufrir. Estamos a tu lado y te ayudaremos a encontrar una salida real, a recuperar tu felicidad, a reencontrarte con tu fuerza y contigo misma, si nos dejas.
Desesperados, papá y mamá.