Análisis del tweet de Maya Forstarter

Traduccción: Mi creencia, tal como testifiqué en mi comparecencia, es que el sexo es un hecho biológico e inmutable. Hay dos sexos. Los hombres son machos. Las mujeres son hembras. Es imposible cambiar de sexo. Esto ha sido, hasta hace muy poco, hechos básicos de la vida ampliamente comprendidos.

Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos:

“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, el de difundirlas sin limitación de fronteras por cualquier medio de expresión”.

Artículo 20 de la Constitución española

«1. Se reconocen y protegen los derechos:

a) expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción»

Por lo anterior, considero que es lamentable que en una sociedad que se supone democrática, que se supone que existe la libertad de opinión y de expresión y que tiene reconocidos estos derechos como fundamentales en sus textos legales, se puedan criminalizar personas por el hecho de expresar lo que quieran y crean en los medios que consideren oportunos.

Nadie tiene derecho a censurar a nadie, al menos en una sociedad supuestamente “libre”, aunque lo de “libre” es harina de otro costal.

Por otra parte, me parece una aberración que conceptos básicos que todo el mundo conoce, se pongan en cuestión de forma irracional por parte de una minoría interesada. Pero, lo que me subleva es la estupidez de la sociedad que consiente.

Algún día, algún inocente que no se autocensure para no ser señalado, hablará en el momento oportuno y lugar adecuado, y dirá lo obvio: «Que el emperador está desnudo».

Por el momento siguen ganado “los pelotas”, miedosos. A las personas valientes se las cancela, se las señala como indecentes o inmorales, y a veces, si pueden se las destruye. Maya Forstarter fue despedida por usar su derecho a la libre opinión.

Afortunadamente las cosas empiezan a cambiar. El Centro para el Desarrollo Global que la despidió, ha recibido la orden de pagarle £106,404 en compensación, después de que se determinara que la organización incurrió en discriminación ilegal.

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