Sé, aunque tu no quieres verlo, que todo empezó cuando tu cuerpo se transformó demasiado temprano. Entiendo el desconcierto que las formas femeninas te trajeron y el desagrado de convertirte, casi de un día para otro, en el blanco de miradas, de comentarios, y puede que hasta de toques indeseados, cuando ni si quiera habías salido de tu pequeño mundo de princesas sirenas de Pichi Pichi Pitch, Sakura, cazadora de cartas, Candy Candy o tantos otros animes para niñas.